¿Quién estudiará el Libro y recorrerá la vía del Único? Ese comprenderá que este Mensaje le está dirigido personalmente, a su ser más profundo y más ignorado.
LA VIA DEL LIBRO (2004), de Charles d'Hooghvorst, en «La Puerta», n° 63, pp. 111-115
Para el Santo-bendito-sea, hay un lugar llamado Libro, porque está escrito: «Buscad en el Libro de IHVH y leed» (Isaías XXXIV, 16), porque toda la fuerza y el poder de las obras del Santo-bendito-sea, dependen de este Libro y emanan de él.
Zohar II, 56a
¿Quién estudiará el Libro y quién recorrerá la vía del Único? […] . (MR XX, 44)
El Libro enseña la vía que conduce al Único, es decir, a la reunión de lo que está arriba y de lo que está abajo, porque lo que ha sido dividido por la mezcla de la caída, debe ser reunido para volver a formar el Único.
El versículo que le hace frente en la columna de la derecha parece indicarnos el camino:
Liberemos a nuestra reina virginal, y nos dará un hijo que salvará al género humano y lo restituirá en su esplendor primero. I.N.R.I. (MR XX, 44’)
I.N.R.I. : son las iniciales de Igne Natura Renovatur Integra, es decir, «por el Fuego la Naturaleza será Renovada en su Integridad».
Por lo tanto, es este fuego I.N.R.I. el que libera a nuestra reina virginal de este Lugar secreto llamado Libro, que se encuentra en el medio de la vida del hombre.
Hemos escuchado el siguiente comentario de Emmanuel d’Hooghvorst:
Cuando el hombre fue enviado al exilio, buscó y encontró en ese exilio un lugar misterioso y tenebroso, que se llama Virgen Negra, donde se halla la semilla de la luz. Debemos hallarla de nuevo y hacer brotar esa luz. Esta operación es la Gran Obra.
¿No es acaso esta reina virginal la que debemos liberar, mediante «negra nube que yerra perdida», el fuego I.N.R.I. «que enciende la mecha del saber»?
¿No es la virgen negra la primera y la más misteriosa de todas las madres? ¿No es a ella a quien Dios ha mirado amorosamente desde el comienzo? ¿No es ella quien ha alumbrado la luz que ilumina el mundo? (MR XXVII, 33)
Miriam, junto con Aarón, habló contra Moisés acerca de la mujer cusita que él había tomado, porque había tomado a una mujer cusita [negra]. Dijeron: «¿Es solamente a través de Moisés que YHVH ha hablado? ¿No ha hablado también a través de nosotros?» Y YHVH los oyó […] y dijo: «Escuchad bien mis palabras: Si tenéis algún profeta de YHVH, es en visión que me revelo a él, es en sueño que le hablo. Tal no es mi siervo Moisés, él es reconocido fiel en toda mi casa; a él le hablo boca a boca, manifestándome, y no por enigmas, y él contempla la figura de YHVH. ¿Por qué, pues, no habéis temido hablar contra mi siervo, contra Moisés?» (Números, XII, 1–8 en Pirqé de Rabbi Eliezer, cap. 53.)
El Mensaje Reencontrado parece responder a las críticas formuladas por la hermana de Moisés:
No os avergoncéis del color negro que Dios ha escogido para vosotros, pues en él están escondidos todos los demás. ¿No sabéis que la luz ha salido de las tinieblas al comienzo, y que al final reposará en el esplendor dorado? (XXVII, 17’)
[…] El Arte de Isis realizará este milagro separando, mediante la cocción, lo puro de lo impuro que impedía que esta maduración pudiera llevarse a cabo. En esta obra, en efecto, basta con cocer, pero utilizando el fuego de los Filósofos llamado I.N.R.I., su único agente. (E. d’Hooghvorst, El Hilo de Penélope, t.I, p. 215)Tal es la obra del Fuego I.N.R.I., la obra de la Creación. Por ello, la primera palabra del libro del Génesis es Berechit, «en un comienzo», lo cual se puede leer, al invertir las letras, como Berit Ech, es decir, «Alianza del Fuego». Esa es la alianza que se hizo para Jacob, cuando luchó con el Fuego de la noche y lo venció.
Por eso los adeptos se denominan «filósofos por el fuego».
Dios nos ha dado el Libro de la naturaleza, ¡pero no lo hemos leído! (MR XXIX, 50)
Lo recibimos todos en nuestra encarnación en este mundo exiliado, pero debido a la caída original, ya no sabemos cómo leerlo.
Si nos imprime su vía blanco sobre negro, ¿la percibiremos, la estudiaremos y la seguiremos? […]. (MR XXIX, 51’)
I.N.R.I. es un fuego blanco sobre un fuego negro que nos enseña a leer el libro de la Naturaleza, liberando a nuestra reina virginal.
El fuego es todo el Arte con el que la naturaleza se ayuda, dicen los Filósofos.
Pues por cábala aprendemos que la Escritura es un fuego oscuro y caliginoso sobre el dorso de un fuego blanco y que resplandece maravillosamente, es el fuego del Espíritu Santo […]. (B. de Vigenère, Traité du Feu et du Sel, J. Cailloué, Rouen, 1642, p. 21)
Este fuego negro, que consumía poco a poco al hombre caído, será lavado y suavizado por el fuego blanco de Isis, la celeste. Así, el hombre vuelve a aprender a leerse a sí mismo. Es entonces cuando aparece, como un amanecer, la pureza de la Madre terrestre, la Naturaleza regenerada.
Quien se leyó en su medio supo secreto de Escritura… (E. d’Hooghvorst, t. i, aforismo 46)
Los alquimistas dirían que hay que aprender a leer el oro (cf. E. d’Hooghvorst, El Hilo de Penélope, t. I, p. 115. Cf. también E. d’Hooghvorst, «Aforismos del Nuevo Mundo», nº 17, en El Hilo de Ariadna, Escritura y tradición, cit., 1998–99, núms. 63–64, p. 10: «En letras se puso el oro, un genio leyó el Arte. […]»), ese oro congelado en el infierno de Plutón, llamado también «oro negro» u «oro mal leído» debe disolverse para liberar su virtud germinativa, la raíz de la Piedra de los Filósofos.
¡Oh Padre Todopoderoso, enseña a aquellos que tú consideras dignos de entrar en tus Vías, ese fuego en el cual consiste toda la ciencia! (Refutación del anónimo Pantaléon, L. d’Houry, París, 1689, p. 84).
El Poeta que cuece su dulce Mercurio en sabia madera
ha leído por este jugo la cruz de I.N.R.I.;
una sal querida por sus elegidos.
Sin leer este I.N.R.I, ¿qué es la cruz?
Ella sueña sola en noche muda y el hombre extraviado
sin pista en ella sueña expiar.
E. d’Hooghvorst, aforismo 23