Tras la publicación de la reseña sobre El Mensaje Reencontrado de Louis Cattiaux, redactado por René Guénon en la revista francesa «Études Traditionnelles» en 1948, Emmanuel d’Hooghvorst (Bousval, 1914 – 1999), el mayor de una familia de seis, y su hermano Charles (Bousval, 1924 – Barcelona, 2004), el menor, entraron en contacto con Louis Cattiaux. Muy rápidamente, establecieron lazos de amistad que se volvieron muy exclusivos.
Su relación con Louis Cattiaux fue de corta duración, pero de una intensidad excepcional; las cartas circulaban a diario entre París y Bousval y viceversa. Sus intercambios se extendieron por un poco más de cuatro años, hasta que el pintor y poeta dejó este mundo repentinamente en julio de 1953.
Se fue, pero sin abandonar a sus nuevos amigos: les confió su Mensaje Reencontrado, donde se condensaba su saber profundo. Filosóficamente muy ligados entre sí, compartían la misma búsqueda de la joya, siguiendo el camino trazado por su amigo.
En la primavera de 1956, la primera edición completa de El Mensaje Reencontrado vio la luz bajo sus auspicios. La obra fue presentada por Emmanuel y Charles tal como Cattiaux lo había deseado.
Este encuentro con él había cambiado sus vidas, y tras su desaparición, los dos hermanos no escatimaron esfuerzos para explicar y difundir, en el mundo francófono e hispanófono, la enseñanza contenida en El Mensaje Reencontrado, esta obra extraordinaria del hermetismo occidental.
Son autores de varios libros, conferencias y artículos, destinados a «dar testimonio de lo que habían visto y oído» para que el legado de Cattiaux no cayera sepultado en la indiferencia y el olvido.