Las gafas de los muertos no sirven a nadie.
BUFFON
AL SECRETO
Cuando comprendí que siempre había estado solo y libre, mi corazón no dudó más de nada, y me puse a reír inextinguiblemente.
A LOS SABIOS
Después de haber torturado a la naturaleza durante mucho tiempo, y haber soplado sobre el fuego que juzgará al impuro, descubrieron del medio de aniquilar la tierra; pero ninguno sabía aliviar su miseria.
MEA CULPA
Perdón por toda la tierra expoliada y perdón por la tierra olvidada. Perdón por los árboles truncados y perdón por las bestias acosadas. Perdón por los hombres engañados y perdón por los santos burlados. Perdón por los dioses descuidados y perdón por el fuego bajado. Perdón por el espíritu atrasado y perdón por el amor ignorado.
EL OLVIDO DE SÍ MISMO
Cuando terminó el retrato del amigo, el pintor se levantó y contempló mucho tiempo el misterio vivo de su propia magia, vivificada por el número, el espacio y el tiempo. Pero ante los colores donde palpitaba la vida, el artista, fascinado por los ojos brillantes, retrocedió hasta la pared donde se desvanecía la noche y atravesó la piedra sin saber cómo.
AL VIAJERO
Esa suave melodía me conmovió el corazón en la habitación desierta donde ejercía mi nueva soledad.
AL KARMA
A su puerta, «hermano idiota» huele las fragancias de la lluvia, y sonríe a los transeúntes que se asustan de tanto amor gratuito.
A LOS EVADIDOS
En las nubes no estéis Cuando la calle crucéis Se está tan mal En el hospital.
A LOS SABIOS
He tocado para mi dios sentado frente el mar, y el agua se elevó en columna clara, donde brillaba el ojo enorme de la inmensidad tuerta.
A LOS SACERDOTES
Alejad vuestro tedio de la alegría de nuestros cielos, vosotros que ocultáis la bondad de los dioses, y vended de nuevo la joya de dulzura, que antaño nos llamó hermanos y hermanas.
A LAS MASAS
¡Oh multitud de las masas sin cerebro! amantes apasionadas y prostitutas crudelísimas. Dios os calcinará hasta la paz de las cenizas, y seréis cuna para el niño dulce y tierno.
AL HIJO DEL HOMBRE
Eligió no responder nunca a las injurias ni a los golpes, pues sabía dentro de sí mismo, que si golpeaba una sola vez, el mundo perecería sin esperanza de retorno.
AL TATHÂGATA
Agoté finalmente el curso de las alegrías y dolores, pero fue para hundirme en la sabiduría vacía, donde la locura de los ángeles creadores se abrevaba.
A UN POETA
Él paseaba con una gran llama en el corazón, y se sorprendía de parecer más oscuro, entre tantas sombras vanas.
A UN AMIGO DE DIOS
El lóbulo de la oreja le alcanzaba el hombro, denunciando en secreto al sacerdote milenario, que paseaba por el mundo albergando a su dios.
AL AMANTE Y AL AMADO
Habiéndose unido al Ser, ya no se ausentó más, a pesar del canto de los ángeles planetarios, que seguía atrayendo a los enviados celestiales.
A LA PRUEBA
Memoria inexorable del gran dios solitario, que recreáis las formas de los mundos sublunares, ¿por qué resucitar en la obra bondadosa, el dolor de los humanos extraviados en vuestras tierras ?
A LOS ENVIDIOSOS
Habiendo encontrado esto muy bello, nunca dijeron una palabra, creyendo así matar el don, que deja a los débiles sin perdón.
AL LIBERADO
Tras haber superado las tentaciones del mundo, se entregó a la locura de los hombres, a fin de que ninguna alegría ni dolor le fueran ajenos.
A MI MUJER
No conozco nada más difícil de captar que las pieles que nadan en el café con leche, y las polillas que vuelan en las habitaciones en verano.
A LA PRALAYA
Cuando hubo reunido sus tres cuerpos en un punto, el asceta deletreó cada cosa al revés, y toda la creación se zambulló en la unidad del Ser.
A LA UNIÓN
Yo contemplaba ese vacío que sólo a Él esperaba, cuando nos encontramos unidos en la soledad primordial.
A LA NATURALEZA INICIAL
Cuando esa muela rota se me quedó en la mano, experimenté el vértigo del sueño y comprendí la vacuidad de todo.
A LOS DISPUTADORES
Este afirmaba el universo en bloque, mientras aquel lo negaba en detalle. Y la lluvia repentina refrescó sus cerebros, sin que por ello comprendieran la dulce virtud del agua.
A LA ILUMINACIÓN
Mi amigo me sonríe al cruzar la calle y el terror se apodera de mí al recordar que diez mil veces esto fue, y que diez mil veces la cosa se hará.
A LA PRESENCIA REAL
Cuanto más yo lo perseguía más solitario me sentía, y cuanto más yo huía más solo me encontraba; pero cuando, con el espíritu quebrado me senté en el suelo, la plenitud del vacío me afirmó la presencia.
A LOS MONJES
Gritaban pidiendo ayuda sin saber que reposaban en Dios desde siempre.
A LA RIQUEZA
Removiendo la ceniza de mis deseos, descubrí la piedra milagrosa que nunca falla.
AL NACIMIENTO
Una mañana desperté viejo, pobre y solitario, cuando la idea me vino de que sólo Dios sufría todo esto en mí brinqué como un poderoso señor chorreando de oro fresco.
A LA INASIBLE PRESENCIA
Olvidando quién soy, a dónde voy y de dónde vengo, mi morada es gratuita en los torbellinos del viento negro.
A LA PUREZA
Habiendo examinado la inocencia primera, pude aventurarme en el barro de los tres mundos, sin temor a morir.
A LO INNOMBRABLE
Me hizo ver lo más pequeño, me hizo palpar lo más grande, y conocí la identidad de su naturaleza profunda, que ningún límite encerrará jamás.
A LA EVIDENCIA
Después de buscar largo tiempo la cosa que me faltaba, finalmente quedé satisfecho del mundo y de mí mismo, pues ninguna cuestión podría turbar a quien ve claramente en sí mismo.
A LOS HOMBRES
Como los contemplaba a través de mi nueva alegría, me parecieron tan apasionantes y bellos que corrí a abrazarlos sin demora ; y las injurias y golpes recibidos a cambio no pudieron mellar mi inmensa certeza.
A LA LIBERTAD
Una vez liberado del amor y los odios, experimenté finalmente la gratuidad divina, donde la plenitud se lee en el océano de los cielos y se inscribe en la punta de un cabello.
AL REMEDIO
Habiéndome equivocado, vomité la razón, y todo se volvió claro en mi mansión.
A LA GRATUIDAD
Ese día me incorporé incidentalmente en la totalidad del Ser, y desde entonces deambulo como el viento que abraza todo, y no se fija en nada.
A LA POBREZA
Al releer las poesías secretas, estoy aterrado por todos los conocimientos que no recuerdo, y lloro de la alegría de ser libre.
AL CONOCIMIENTO
Cuando descubrí que era como Dios, toda la humanidad me pareció tan maravillosa y tan familiar que me hice amigo de las prostitutas, los ladrones y los poetas.
A LOS FARISEOS
A pesar de los gigantescos arco iris que enlazaban el fuego con las riveras, creían estúpidamente que quien creó los cielos y la tierra, nunca hace el amor.
A LA UNIÓN
A medida que me acercaba cada vez más al sol de sabiduría, mi espíritu comenzó a fundir, y mi alma a fluir, hasta el momento en que, saturado de horror, entré en el fuego ardiente, y me hallé bañando misteriosamente en la frescura del agua.
LA VISTA PENETRANTE
Como nadie sabía encontrar la palabra que él reclamaba, el maestro sacó el pez del agua y lo arrojó al suelo diciendo: « Él entra ». Pero un monje rápidamente devolvió al animal al agua, respondiendo: « Él sale ». Y de diez mil buscadores, a partir de entonces, solo dos conocieron la única verdad.
A MIS HERMANOS
Me confieso a vosotros sin orgullo y ni astucia, para que al verme tan débil y tarado, podáis confiarme vuestros crímenes diarios.
AL ENCUENTRO
Tras haber tocado aquel sublime concierto, la cuerda se rompió y se juntó abajo, con la carroña anónima del dios de la música.
LA MIRADA CLARA
Al cruzar a un leproso que mendigaba en el camino, el maestro exclamó: « ¡Qué mala broma soportas, tú! » Y el hombre, abriendo los ojos, vio con temblor que estaba sano y salvo.
A LA JOYA
Antigua soledad de las selvas primordiales donde brilla la esmeralda emanada de las estrellas, quien te encontró posee el secreto divino, que un cierto maestro nos legó en el pan y el vino.
A MOZART
Como nadie lo ayudó en este mundo, se volvió hacia el dios secreto de su corazón, que, liberando las aguas de la primera dulzura, lo embriagó de risas, de la cuna a la tumba.
A BEETHOVEN
Porque nadie lo amó aquí abajo, y no supo ajustar el corazón a su paso, reencontró la soledad altiva donde el genio retoza en su locura primera.
A JEAN ROUSSELOT
A fuerza de buscar la unidad en mí mismo, forcé el límite de los siete fenómenos. Y ahora estoy vacío cual jarra perforada, de la que los hombres creen vanamente poder prescindir.
LA SAL VERDADERA
do el saber de la iluminación no impedía que el maestro tuviera un gran dolor de muelas, y se preguntara si, más allá de todo conocimiento y unión, no existía un grado de pura posesión que volvería vanas todas sus dolencias.
A UN SABIO
Para asombro de todos, aquel hombre llevaba su vida sin dudar nunca en las múltiples encrucijadas, porque solo tomaba consejo de su ignorancia profunda.
A HENRIETTE
Habiendo roto los lazos que limitaban mi piel, finalmente penetré en el misterio del agua.
A LOS MEDIOCRES
Una punta de fuego sumergida por el agua muerta, no podría evitar que el barro te arrastre, y que el infierno maloliente de tu triste cerebro se convierta a la larga en tu suerte eterna.
EL EXILIADO
Buzo ebrio de todos los dolores, deambulo tristemente vestido con la piel de las bestias, en este mundo exiliado de las grandes pesadeces, donde los hombres, apagados por la caída, se obstinan.
A LOS IMPÍOS
Denigraban con astucia la corteza, porque no habían podido apoderarse del fruto escondido.
A LOS HERMANOS MENORES
¡Oh cántaros sellados! ¡Oh huevos incubados! Guardaros de olvidar el instante en que se rompen vuestras barreras, bajo pena de volver al estercolero nutricio, en la sombra de la muerte, y en el anonimato del cuerpo.
A LA CABEZA DURA
Mi amigo es el hombre más estúpido que conozco. ¡Ah! ¡si tan solo lo creyera una vez! Se hallaría sentado en el regazo de Dios.
A LA KARIS
Aquel viejo sabio desconocido agonizaba sin fin en la encrucijada de los caminos, y cada uno repudiaba la impudicia de su muerte, excepto una pobre mujer que, ofreciendo su seno desnudo, parecía la virgen amamantando al sol recién nacido.