MUSEO DE BELLAS ARTES – MONTREAL
10 de mayo – 7 septiembre 2025
PRÓXIMAMENTE - EXPOSICIÓN DE LA OBRA DE CATTIAUX - BERTHE WEILL, GALERISTA DE LA VANGUARDIA PARISINA
El que sabe rezar solo se basta a sí mismo, porque el Señor es un compañero todopoderoso y perfecto. No obstante, no desdeña rezar también algunas veces con la comunidad de los creyentes en la alegría de la unión fraternal.
LOUIS CATTIAUX
– Valenciennes, 1904 – Paris, 1953
Espacio dedicado a la obra de Louis Cattiaux, pintor, poeta y filósofo
Contemporáneo de las vanguardias de los tumultuosos años de la primera mitad del siglo XX, supo crear un estilo personal impregnado de una evidente dimensión visionaria. Cattiaux, como todos los verdaderos artistas, logró atravesar el reino de la oscuridad y del inconsciente, allí donde la mayoría fracasa, para alcanzar el reino de lo invisible y revelar un cielo interior iluminado por estrellas de las que nunca han oído hablar quienes sólo disponen de sus sentidos externos.

Tradición hermética
Cattiaux es interesante no sólo por su pintura, sino también y sobre todo por su vínculo con la tradición hermética, ya que ha combinado su práctica artística con una fuerte orientación hacia la alquimia y la búsqueda del Absoluto. El resultado aparece en «El Mensaje Reencontrado», una obra compuesta por más de cinco mil sentencias o aforismos que representan mucho más que un estudio de la tradición hermética.

La obra literaria de Louis Cattiaux
« El Mensaje Reencontrado » es un tratado de arte, poesía, filosofía, alquimia, hermetismo, misticismo, metafísica, religión, ciencia y amor, en el que reside «la verdad de Dios». «¿Cómo definirlo? – se pregunta Emmanuel d’Hooghvorst – no todo el mundo lo leerá de la misma manera (…) ¿Qué lectores podrán discernir en él un conocimiento de la unidad tan antiguo como la humanidad tradicional: un conocimiento de la santidad, un conocimiento de la salvación?»
Cattiaux también ha escrito un ensayo sobre la pintura: «Física y Metafísica de la Pintura». Se trata de un texto escrito con la intención de sondear, a través del lenguaje del arte, el misterio que se esconde más allá del arte.
Sus escritos incluyen también una colección de Poemas, que son como reflexiones que expresan, de forma muy gráfica, una realidad espiritual oculta y trascendente experimentada por el autor.
Por último, la correspondencia epistolar de Louis Cattiaux con sus contemporáneos revela valiosos intercambios sobre el Arte, la espiritualidad y el hermetismo, que enriquecen nuestra comprensión del conjunto de su obra.
« El Mensaje Reencontrado » es un tratado de arte, poesía, filosofía, alquimia, hermetismo, misticismo, metafísica, religión, ciencia y amor, en el que reside «la verdad de Dios».
Arte
Para Louis Cattiaux, «sólo hay un ARTE verdadero, es el que manifiesta el espíritu libre, que es la luz del Universo. Sólo hay una ciencia verdadera, es la que fija esta luz divina en el reposo de Dios». En «El Mensaje Reencontrado» encontramos las dos etapas de la gran obra de los alquimistas, que es también un Gran Arte: el SOLVE y COAGULA, que es la ley del cielo y de la tierra; es necesario embeber y disolver antes de secar y cocer, porque quien empieza por cocer fija la impureza en lugar de eliminarla.
Poesía
Para Louis Cattiaux, « Entre todas las formas de arte, la poesía es, ciertamente, la más digna de admiración aquí abajo, pues tiene como materia la más noble función humana: la palabra. La poesía, la verdadera, se funde con la profecía. Los Antiguos no dudaban de que los poetas estuviesen poseídos por un ser divino, la musa. Sin musa, no hay poeta. »
Filosofía
Para Louis Cattiaux, «la verdadera filosofía no descansa sobre las sutilezas delirantes del espíritu, ni sobre los principios rígidos de una moral ni sobre la observancia minuciosa de ritos, sino más bien sobre el conocimiento del contenido del núcleo de todas las cosas. La verdadera filosofía se basa en el conocimiento de la realidad divina perfectamente experimentada, que libera de todas las servidumbres del mundo; hay aquí más que una moral y más que una ascesis, más que una filosofía y más que una mística. Aquí está la llave de la restitución del hombre y del mundo en Dios».
Alquimia
Para Louis Cattiaux, la alquimia no es sólo una ciencia antigua que busca transformar los metales, sino una búsqueda espiritual y corporal que aspira a la transmutación interior. «La Alquimia, que es la práctica del hermetismo, es la ciencia total del ser. Es la realización del Arte sacerdotal y del Arte real. Es la llave de oro que abre el secreto tradicional que es la regeneración de las criaturas caídas. La Alquimia une el espíritu, el alma y el cuerpo de forma real y palpable. Sólo está permitida a aquellos que son lo suficientemente desapegados como para recibir el poder y la riqueza de la vida desvelada sin caer nunca en la tentación de utilizarla contra nadie o para glorificarse a sí mismos. La Alquimia no debe confundirse con la Crisopeya, que no es más que una rama de la noble ciencia, y la menos importante.»
Hermetismo
Para Louis Cattiaux, «el hermetismo es una ciencia exacta y palpable, la más exacta y palpable que existe en la realidad, es decir, la más elevada doctrina espiritual al mismo tiempo que la más ponderable y materialista de las ciencias, mientras que todos los racionalistas del mundo la toman por una ficción, y todos los espiritualistas la repudian como imposible e impía».
Mística
Para Louis Cattiaux, la mística es el camino hacia la santidad, la pureza, la primera vía de retorno a Dios. «Sólo algunos reciben los dones espirituales de Dios y alcanzan aquí abajo la iluminación espiritual del Señor de vida y les llamamos bienaventurados. Es el retorno al estado libre, movedizo e incondicionado en Dios, son los liberados de Dios»; «no obstante, la vía mística debe acompañar a la vía hermética para que se realice la unidad en el hombre. El místico engendra al adepto, al igual que la oruga se convierte en crisálida cuando muere, y después en mariposa».
Religión
Para Louis Cattiaux, «la religión es como la envoltura del secreto de Dios; propone la encarnación en la eternidad de la vida y transmite una enseñanza que corresponde al creyente revivir mediante su fe y su amor. Es como el puente que nos religa a la salvación de Dios. Las religiones de la verdad son las que anuncian la resurrección, el juicio y la vida en Dios. El que estudia los libros santos y habla al Señor en su corazón practica la verdadera religión».
Ciencia
Para Louis Cattiaux, «la ciencia de Dios perfecciona los seres y las cosas y conduce a la libertad en la vida olorosa. Ni los creyentes ni los ateos la sospechan, oculta tras los símbolos, los escritos y las figuras de las religiones reveladas. Algunos la piden a Dios en su corazón y apenas uno o dos la obtienen en el siglo. La salvación de Dios es la ciencia más experimental que pueda haber, pues es la ciencia del Dios que ha creado el mundo y los universos que lo rodean. Es la ciencia primera y última, la ciencia de la renovación de la creación, el misterio de los misterios, y es Cristo, la piedra filosofal y angular capaz de salvar al mundo».
Amor
Para Louis Cattiaux, «el amor es la llave que abre y cierra el misterioso tesoro de la vida, es el alimento del alma, es como el fuego divino: completo y perfecto. El amor de Dios es como el recuerdo intenso de nuestra libertad y de nuestra unidad primera en la pureza del cielo. El amor comenzó con la primera separación y reposará con la última reintegración, en el conocimiento posesivo y unitivo del Señor de los mundos. La acumulación del amor interior es un tesoro que salva de la muerte. Dios es como un océano infinito de esencia luminosa y viva, en el cual todo se penetra y se conoce por el amor. El amor de Dios, que proporciona la iluminación al hombre, conduce al conocimiento único. Entonces, todo lo demás es como un barro inútil que no encubre más que la muerte. El amor sincero por Dios y el deseo ardiente de su conocimiento son los que provocan las condiciones de nuestro encuentro y de nuestra unión con el glorioso viviente». «Cuando os améis unos a otros como yo os amo, seréis uno conmigo», dice el Señor de la unidad del amor.